Sor Juana Inés de la Cruz Fue una religiosa católica, poeta y dramaturga novohispana nacida en México, eh hija ilegítima de un influyente militar español. Escribió prácticamente toda su obra como monja en la orden de la Jerónimas.
Esta escultura, situada cerca de la Plaza de España y el Templo de Debod, fue un regalo del pueblo Mexicano al pueblo de Madrid otorgado en Octubre de 1981 y allí permanece desde entonces.
Sor Juana Inés de la Cruz
miércoles, 28 de marzo de 2012
Dime vencedor rapaz.
Dime vencedor Rapaz,
vencido de mi constancia,
¿Qué ha sacado tu arrogancia
de alterar mi firme paz?
Que aunque de vencer capaz
es la punta de tu arpón,
¿qué importa el tiro violento,
si a pesar del vencimiento
queda viva la razón?
Tienes grande señorío;
pero tu jurisdicción
domina la inclinación,
mas no pasa el albedrío.
Y así librarme confío
de tu loco atrevimiento,
pues aunque rendida siento
y presa la libertad,
se rinde la voluntad
pero no el consentimiento.
En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.
Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.
Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo,
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.
Invicta razón alienta
armas contra tu vil saña,
y el pecho es corta campaña
a batalla tan sangrienta.
Y así, Amor, en vano intenta
tu esfuerzo loco ofenderme:
pues podré decir, al verme
expirar sin entregarme,
que conseguiste matarme
mas no pudiste vencerme.
vencido de mi constancia,
¿Qué ha sacado tu arrogancia
de alterar mi firme paz?
Que aunque de vencer capaz
es la punta de tu arpón,
¿qué importa el tiro violento,
si a pesar del vencimiento
queda viva la razón?
Tienes grande señorío;
pero tu jurisdicción
domina la inclinación,
mas no pasa el albedrío.
Y así librarme confío
de tu loco atrevimiento,
pues aunque rendida siento
y presa la libertad,
se rinde la voluntad
pero no el consentimiento.
En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.
Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.
Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo,
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.
Invicta razón alienta
armas contra tu vil saña,
y el pecho es corta campaña
a batalla tan sangrienta.
Y así, Amor, en vano intenta
tu esfuerzo loco ofenderme:
pues podré decir, al verme
expirar sin entregarme,
que conseguiste matarme
mas no pudiste vencerme.
martes, 27 de marzo de 2012
Biografia
Sor Juana Inés de la Cruz
(1651-1695)
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendenciade los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían, cuajaba en composiciones que constituíanverdaderos logogríficos del intelecto: se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar endesnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado".La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por susinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos, en grado tal, que hay quienespiensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: queúnicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condicionesde cultura ni talento".Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; alos ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y a los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice KarlVossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmentebien versada en todos los géneros y métricas de laliteratura española". Bastáronle veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar ellatín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde las dieciséis años(inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua y posteriormente en el de San Gerónimo) en elclaustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivosasuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento y declinó dos veces el puesto de Abadesa, quele fue ofrecido.Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Mancera.En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendióen una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca ("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos y susinstrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendenciade los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían, cuajaba en composiciones que constituíanverdaderos logogríficos del intelecto: se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar endesnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado".La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por susinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos, en grado tal, que hay quienespiensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: queúnicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condicionesde cultura ni talento".Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; alos ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y a los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice KarlVossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmentebien versada en todos los géneros y métricas de laliteratura española". Bastáronle veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar ellatín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde las dieciséis años(inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua y posteriormente en el de San Gerónimo) en elclaustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivosasuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento y declinó dos veces el puesto de Abadesa, quele fue ofrecido.Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Mancera.En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendióen una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca ("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos y susinstrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695.
domingo, 25 de marzo de 2012
Pues estoy condenada
Pues estoy condenada,
Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,
y la sentencia airada
ni la apelo, resisto ni la huyo,
óyeme, que no hay reo tan culpado
a quien el confesar le sea negado.
Porque te han informado,
dices, de que mi pecho te ha ofendido,
me has, fiero, condenado.
¿Y pueden, en tu pecho endurecido
más la noticia incierta, que no es ciencia,
que de tantas verdades la experiencia?
Si a otros crédito has dado,
Fabio, ¿por qué a tus ojos se lo niegas,
y el sentido trocado
de la ley, al cordel mi cuello entregas,
pues liberal me amplías los rigores
y avaro me restringes los favores?
Si a otros ojos he visto,
mátenme, Fabio, tus airados ojos;
si a otro cariño asisto,
asístanme implacables tus enojos;
y si otro amor del tuyo me divierte,
tú, que has sido mi vida, me des muerte.
Si a otro, alegre, he mirado,
nunca alegre me mires ni te vea;
si le hablé con agrado,
eterno desagrado en ti posea;
y si otro amor inquieta mi sentido,
sáqueseme el alma tú, que mi alma has sido.
Mas, supuesto que muero,
sin resistir a mi infeliz suerte,
que me des sólo quiero
licencia de que escoja yo mi muerte;
deja la muerte a mi elección medida,
pues en la tuya pongo yo la vida.
Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,
y la sentencia airada
ni la apelo, resisto ni la huyo,
óyeme, que no hay reo tan culpado
a quien el confesar le sea negado.
Porque te han informado,
dices, de que mi pecho te ha ofendido,
me has, fiero, condenado.
¿Y pueden, en tu pecho endurecido
más la noticia incierta, que no es ciencia,
que de tantas verdades la experiencia?
Si a otros crédito has dado,
Fabio, ¿por qué a tus ojos se lo niegas,
y el sentido trocado
de la ley, al cordel mi cuello entregas,
pues liberal me amplías los rigores
y avaro me restringes los favores?
Si a otros ojos he visto,
mátenme, Fabio, tus airados ojos;
si a otro cariño asisto,
asístanme implacables tus enojos;
y si otro amor del tuyo me divierte,
tú, que has sido mi vida, me des muerte.
Si a otro, alegre, he mirado,
nunca alegre me mires ni te vea;
si le hablé con agrado,
eterno desagrado en ti posea;
y si otro amor inquieta mi sentido,
sáqueseme el alma tú, que mi alma has sido.
Mas, supuesto que muero,
sin resistir a mi infeliz suerte,
que me des sólo quiero
licencia de que escoja yo mi muerte;
deja la muerte a mi elección medida,
pues en la tuya pongo yo la vida.
Detente sombra
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
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